Escrito y verificado por el nutricionista Saúl Sánchez Arias.

Los hongos porcini se comercializan frescos y secos, y son muy apreciados desde el punto de vista gastronómico. Son alimentos de buena calidad que se pueden incluir de forma regular en la dieta.

Sobre todo se cultivan en Europa, aunque también se encuentran en ciertas regiones de América del Norte y de Asia. Se recogen fundamentalmente en la temporada de otoño y se pueden saltear y consumir como guarnición de muchos platos.

Antes de comenzar, es clave destacar que el consumo de hongos está recomendado por la mayor parte de los expertos en nutrición. Son alimentos que concentran antioxidantes en su interior y que sirven para completar los requerimientos diarios de fibra. Gracias a estos elementos, se mejora el funcionamiento de la fisiología en el medio interno y se consigue prevenir el desarrollo de muchas patologías crónicas y complejas.

En líneas generales, los hongos porcini se caracterizan por presentar una capa marrón con tallos gruesos y blancos. Los sombreros son de tamaño bastante variable, pero cuando hablamos de las versiones recolectadas, no suelen superar unas pocas pulgadas. La forma de los mismos es convexa durante la etapa de la juventud. Asimismo, son hongos fáciles de limpiar, solamente con un paño húmedo bastará para dejarlos listos.

A la hora de usarlos en la cocina, es clave destacar que no deben empaparse en agua ni humedecerse en exceso antes de incluirlos en las recetas. De lo contrario, se deteriorarán sus características organolépticas.

Se pueden saltear o incluirse en diferentes tipos de revueltos para explotar al máximo su sabor, característico por su punto umami. Su textura carnosa hará que queden perfectos en diferentes tipos de preparaciones.

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Los hongos porcini destacan sobre todo por su contenido en proteínas, pudiendo aportar más de 33 gramos de las mismas por cada 100 de alimento. Ahora bien, son nutrientes de bajo valor biológico, ya que no presentan en su interior todos los aminoácidos esenciales ni tienen una buena puntuación en cuanto a digestibilidad. De todos modos, servirán para ayudar a cubrir los requerimientos diarios.

Desde el punto de vista de los micronutrientes, hay que mencionar la presencia de la vitamina A, un elemento que ha demostrado tener gran importancia en el mantenimiento de la salud visual con el paso de los años. Pero también son fuente de vitamina C, pudiendo llegar a cubrir el 185 % de la cantidad diaria recomendada. En cuanto a los minerales, sobresale el hierro.

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El primero de los beneficios de los hongos porcini tiene que ver con la presencia de las proteínas en su interior. Estos nutrientes marcan la diferencia a la hora de prevenir el desarrollo de patologías que afectan a la masa magra, como es el caso de la sarcopenia. Así lo evidencia una investigación publicada en la revista Nutrients.

La sarcopenia es una enfermedad que cursa con reducción progresiva de la masa muscular y de la fuerza que puede terminar por incrementar la incidencia de otros problemas de salud.

Asimismo, es clave comentar que los hongos porcini poseen fibra. Este elemento incrementa el volumen del bolo fecal, provocando así una mayor estimulación de los mecanorreceptores del tubo digestivo. A partir de aquí, el bolo desciende de una forma mucho más eficiente, por lo que se reduce el riesgo de sufrir estreñimiento. Un estudio publicado en la revista BMJ lo corrobora.

También hay que destacar que una buena parte de la fibra fermenta en el interior del tubo digestivo. No resulta digerible por lo que sirve de sustrato energético para los microorganismos que allí habitan.

Este efecto contribuye a evitar procesos de disbiosis que puedan provocar alteraciones en la digestión y en la utilización de los nutrientes. Eso sí, es bueno que también aparezcan en la pauta lácteos fermentados que aporten probióticos con dicho fin.

Como has visto, los hongos porcini son bastante apreciados en el contexto de la alta cocina. En casa, se les puede sacar también mucho partido, incluyéndolos en salteados y en revueltos.

Son alimentos de alta calidad que concentran nutrientes esenciales en su interior. Dichos compuestos ayudarán a garantizar que la fisiología del medio interno se desarrolla de forma eficiente, lo que evitará la aparición de patologías crónicas y complejas con el paso de los años.

Para terminar, hay que destacar que algunos hongos pueden ser fuente también de una forma química de vitamina D. No es la más activa y aprovechable, pero puede ayudar a cubrir los requerimientos y a elevar los niveles de la misma en el organismo. Recuerda que un déficit sostenido de dicho nutriente condicionaría negativamente el estado de salud, incrementando el riesgo de enfermar.

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Escrito y verificado por el nutricionista Saúl Sánchez Arias.

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