Este otoño llegó a Bariloche con más hongos que años anteriores

2022-09-17 13:53:57 By : Mr. Zako Zhong

Abril y mayo es la época de la recolección. Biólogas de la cordillera detectaron el fenómeno de estas especies no solo en mayor cantidad, sino también en tamaño.

Los hongos silvestres de diversas formas, colores y texturas tienen su época de recolección en abril y mayo, en la cordillera. Foto: Gentileza

Con el otoño a flor de piel, los senderos boscosos y las plantaciones de pinos concentran a todo tipo de entusiastas de Bariloche y la región ávidos por encontrar hongos.

El micoturismo encierra varios intereses. En muchos casos, es gastronómico; en otros, el atractivo es simplemente fotográfico.

Las imágenes de hongos, un abanico de colores, texturas y tamaños, invaden por estos días las redes sociales al igual que las consultas y comentarios en el parque Nahuel Huapi. Sucede que la actividad de recolección de hongos se intensifica en abril y mayo, antes de la llegada de las heladas.

«Este otoño, se ven un montón. Muchos más que años anteriores. Hay una gran diversidad de especies en los bosques nativos o en plantaciones de pino. Esto tiene una relación directa con las lluvias. Cuando hay mucha agua disponible, el micelio fructifica y es la oportunidad de dispersarse», explicó la bióloga Carla Pozzi, del área Biología de la Conservación del parque Nahuel Huapi.

Aseguró que «el otoño es especial porque brinda las condiciones ideales para los hongos de mucha agua y humedad. Por eso, en esta época fructifican».

¿A dónde se los puede encontrar? En las plantaciones de pino, como en la ruta al aeropuerto de Bariloche. En los sectores de mayor humedad, como los bosques de coihues en barrios como Las Cartas o Colonia Suiza o en el parque municipal Llao Llao, al oeste de Bariloche. También en el área de la selva valdivina.

Los bosques de transición tienen menos cantidad de hongos tienen porque no registran humedad concentrada.

Pozzi, junto a su colega Laura Alonso, recorrió la zona de Puerto Blest donde confirmó las sospechas: el lugar estaba cubierto por hongos enormes. Las investigadoras detectaron «lenguas de vaca» de 20 centímetros de diámetro, hongos violeta que alcanzaban unos 10 centímetros de alto y hongos «estantes», de más de 20 centímetros, entre tantos otros.

«Como había llovido tanto y ese lugar es tan húmedo, suponíamos que iba a haber de todo. Los hongos son 90% de agua. Encontramos una diversidad de formas, colores, tamaños y texturas. Fue muy rica la salida», señaló.

Los hongos son necesarios para que las plantas del bosque puedan vivir. Son los principales degradadores del material orgánico. «Desarman la materia orgánica para que vuelva a estar disponible para las plantas del bosque. El suelo necesita de estos organismos para el ciclo de los nutrientes. ¿Quién desarma un tronco caído para que vuelva a ser suelo? Los hongos», puntualizó Pozzi.

Los hongos, aclaró, atraviesan dos fases. Una de ellas es la conocida como «vegetatitva», microscópica que se encuentra debajo del sueño o adentro de los troncos. «Esa parte no la vemos con nuestros ojos, solo con un microscopio. Se percibe como una pelusa blanca. Una vez por año, esa parte fructifica. Lo que comemos es la estructura reproductiva del hongo que contiene las esporas que terminan siendo dispersadas por el viento, el agua e incluso algunos animales y de esta forma, generan otro hongo», detalló Pozzi.

Los especialistas brindan algunos consejos respecto a la recolección de hongos. Los exploradores deben cortarlos con cuchillo y a un centímetro por sobre el suelo -o el tronco- para no lastimar el micelio (el conjunto de hifas que forman la parte vegetativa de un hongo en el interior de un tronco o debajo del suelo). «Esa parte crece todo el año. El micelio se extiende, se alimenta y crece. Una vez por año fructifica y libera estas esporas, la estructura que genera la dispersión de los hongos», señaló Pozzi.

Otra recomendación consiste en colectar hongos con recipientes abiertos y no con bolsas de residuos. «Cuando uno los junta en una canasta, por ejemplo, si los coloca boca abajo, van liberando esporas y se colabora con la dispersión», advirtió.

En varios recorridos durante las últimas semanas, las biólogas detectaron hongos «descabezados». «Al parecer, la gente los patea. Se generan distintos vínculos pero hay que ser cuidadoso», advirtieron.

Pozzi recalcó que los hongos de pino son los más buscados ya que se emplean en diferentes recetas, ya sea frescos o deshidratados. Hay otra variedad de hongos nativos en el bosque que también son comestibles. Hoy en día, hay diversas guías permiten identificar cuáles se pueden consumir y cuáles resultan tóxicos para la salud humana.

En 2019, un grupo de científicas del Centro de Investigación y Extensión Forestal Andino Patagónico (CIEFAP), de la localidad chubutense de Esquel, desarrolló una aplicación para celulares a fin de identificar los hongos autóctonos comestibles en la Zona Andina a través de una foto.

La aplicación llamada “Patagonia Fungi, Senderos y Sabores” incluye 32 especies de hongos, como la morilla rubia, morilla negra hongos de pino, llao llao, bejín perlado, parasol, hongo sombrero violeta, entre otros. Se descarga de manera gratuita a través de Google Play en este enlace.

Desde la página del CIEFAP (http://ciefap.org.ar), también se puede descargar el manual para identificar hongos silvestres.

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